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Deaquinosomos

Màs de una mirada

Escucho a la candidata a Concejal, América López, refiriéndose a las obras de la Costanera Norte, como “ una muralla que nos tapa la vista de Santiago, incluso del Mapocho”, y pienso en lo que nos decían en la escuela de periodismo, referente a que las realidades tienen más de una mirada.

Efectivamente, el Mapocho es parte de nuestra historia comunal, así me lo recuerdan algunos amigos, que aunque resulte increíble en estos días, se bañaron en sus aguas en algún verano del tiempo.

El Mapocho estaba en nuestro paisaje, junto a los areneros, cuando cruzábamos hacia el Mercado Persa, que en aquellos días se ubicaba en plena calle y donde uno encontraba las más increíbles cosas.

En un oscuro lugar de la memoria también están grabadas las imágenes de muertos en sus aguas, aunque algunos digan que nunca se enteraron y hasta el día de hoy pregunten quien fue el cura Alsina.
Pero el Mapocho sigue ahí, cruzado por debajo en los barrios elevados y a ras de suelo en las comunas pobres.

Y ya que hablamos de miradas, hay quienes se molestaron por aquello del Cine Libertad en nuestra anterior crónica, y bien que se molesten, si ellos le conocieron en plena majestad, pero la etapa a la que aludimos es la de fines de los 70, cuando este y otros cines de barrio sucumbieron a las leyes del mercado y terminaron sus últimos días exhibiendo programas múltiples a precio de ocasión.

Como estos cines, también se extinguieron múltiples peluquerías, como la de El Pino a la altura del 700, donde nuestro despertar sexual iba de la mano de publicaciones como El Pingüino, Pepe Antártico, Cosquillas o la Nat.

Hay amigas que me traen sus historias, y como me entusiasma publicarlas todas, para decir que aquí están nuestras raíces y reafirmar que mucho de lo que ahora somos, tiene sentido por lo que en un día fuimos.

En nuestra biografía están las canchas del Estadio Chilectra, con pasto y graderías a lo grande, y están también las canchas con más piedras que tierra y donde pagábamos por mojar la camiseta, aunque fuera por diez minutos; los mismos diez minutos que nos correspondían en el arriendo grupal de una bicicleta, ¿cuantas tareas colectivas abordan nuestros niños hoy en día, que juegos les congregan como otrora el “tombo” o “la pichanga”?.

Es cierto, la vida tiene muchas caras, el desafío es como nos hacemos tolerantes, pluralistas, como crecemos, valorando y respetándolas todas.

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